Hay gestos que, a pesar de su sencillez, están cargados de una profunda significación. Parecen elementales, casi obvios, pero si se los examina con atención se descubre la grandeza que contienen. El domingo pasado tuvimos ocasión de disfrutar uno de esos gestos excepcionales en el marco de la fiesta anual que la Asociación Entrelibros celebra con sus socios, voluntarios y amigos.
Semanas atrás habíamos recibido una carta de Maite García, la mamá de Bruno, un bebé de un año. Conocía las actividades de Entrelibros aunque no conocía a ninguno de sus miembros. El caso es que la mamá y el papá de Bruno habían decidido celebrar el primer aniversario de su hijo de una manera inusual, conmovedora. Habían hablado con las familias de los niños invitados a la fiesta de cumpleaños y les habían propuesto que no hicieran regalo alguno a su hijo, que era mucho mejor donar el dinero que cada cual pensara gastarse a una causa o asociación que lo necesitara. Y nosotros fuimos los elegidos. El domingo pasado, un grupo de madres con sus hijos asistieron a nuestra fiesta y allí nos hicieron entrega del dinero recaudado.