«Desde el punto de vista del sentido común, la lectura en voz alta se basa en comprobaciones sencillas que el mundo viene haciendo desde siempre, y en particular lo han hecho las mamás a todo lo largo de la Historia: calmar a los bebés, alimentarlos por boca y por espíritu, ayudarlos a construir su vocabulario, sosegar las inquietudes de los niños, entretenerlos cuando están inquietos o aburridos, explicarles los lazos parentales y el tamaño y comportamiento del mundo en que viven, alentar su curiosidad, fortalecer y facilitar su camino hacia el conocimiento y el saber, darles placer y alegría.
Todo esto es lo que queremos para nuestros hijos. Y todo eso podemos brindarlo mediante la lectura en voz alta. Que así va quedando asociada a todo lo mejor de la vida.
En este sentido es que el placer de la lectura se puede inculcar, enseñar, transmitir, no tanto como una habilidad (que también puede serlo) sino como una provisión amorosa que les damos a los niños, con nuestra voz y los textos más hermosos de la literatura universal, de manera que les transmitimos un alto grado de seguridad.
La seguridad siempre está asociada al placer y a la alegría. La lectura en voz alta también, porque la rige Eros y no Tánatos. Como una madre, el lector sólo da vida».
Mempo Giardinelli, Volver a leer
Gracias, Pablo, por tu comentario. Estamos convencidos de que la lectura en voz alta, además de establecer vínculos emocionales entre lectores y oyentes, alienta el deseo de leer y afianza el gusto por la literatura.